Una dieta blanda es una forma de alimentación que se utiliza para proporcionar alimentos fácilmente digeribles y suaves para el sistema digestivo. En esta dieta, se evitan alimentos que puedan resultar difíciles de procesar, como carnes grasas, alimentos fritos, productos lácteos pesados y alimentos picantes. En su lugar, se consumen alimentos como sopas, quesos bajos en grasa, pescado al vapor, purés de frutas y verduras, arroz blanco, pollo hervido y pan blanco. Esta dieta es recomendada en casos de enfermedades gastrointestinales, después de cirugías o cuando se necesita descansar el sistema digestivo.